sábado, 9 de mayo de 2015

Invaden áreas de protección ambiental

Erika Nigrinis
Redacción periodística I 


Con escombros, particulares rellenan los terrenos que quedan tras el deterioro de los cuerpos de agua.


Los humedales que están entre el barrio Las Flores y el corregimiento La Playa están siendo rellenados con escombros, quitándole espacio al cuerpo de aguas, de esa manera se acelera un proceso de desaparición de un área que debe ser protegida, lo que  prende las alarmas de los pescadores, ambientalistas y  líderes comunitarios de la zona.

La Ciénaga de Mallorquín fue una extensa zona poblada de mangles, árboles que preservan una larga cadena de conservación de especies animales, aves, lagartos, peces y otros anfibios que se encuentran en peligro de extinción. La voracidad de algunos 'avivatos' se ha convertido en un juego de apuestas que se apropian de los terrenos con el fin de generar pertenencia y dar inicio a un proceso jurídico de apropiación por invasión, adueñándose de esa manera de lo que es reserva natural de propiedad estatal.

Al transitar por la nueva carretera que une a Barranquilla con Salgar, una especie de extensión de la vía 40 que bordea en un buen trecho la desembocadura del río Magdalena, se percibe el descuido del parque natural, pues, es notorio observar cómo crecen los desechos de las construcciones, llantas, plásticos en las orillas de la reserva de agua.  Es una situación, que según denunciantes, va de mal en peor.

El año pasado –por el mes de octubre-, la Asociación de Pescadores de la Ciénaga de Mallorquín, había manifestado su preocupación con respecto a estos hechos, puesto que, con fines de lucro económico, algunas personas se adueñan ilícitamente de la zona de mangles, protegida por la convención internacional Ramsar, un convenio entre países para impedir que estas zonas donde habitan especies protegidas, sean extinguidas.


Vallas que anuncian la apropiación de los terrenos y restringen 
al acceso a los parques naturales
Según algunos ambientalistas, este es un acto de ilegal, puesto que los terrenos son espacio público integrado a los parques naturales: “Mallorquín es un cuerpo de agua que merece la atención de las autoridades ambientales. Más que hacer unas intervenciones puntuales que permitan recuperarlo provisionalmente, debe generarse un plan de acción para que lo que está sucediendo se corrija y lo que pueda suceder se evite”, subraya César Lorduy, un abogado con bastante conocimiento de legislación sobre medio ambiente.

Aunque se tuvo el cuidado de no repetir el desastre ecológico  causado en el parque natural de la Isla de Salamanca, en la vía que conduce de Barrranquilla a Ciénaga, Magdalena,  los ingenieros encargados de este proyecto vial no escaparon en su intervención de problemas que estaban anunciados: se cortó la oxigenación de los manglares que quedaron al otro lado de la vía, y la zona del cuerpo lacustre que está a la orilla contraria ha sido objeto de invasiones proramadas, mostrando un alto grado de deterioro. En su momento, la Asociación de Pescadores notificó la situación a la Dirección General Marítima (Dimar); a la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA); a la Policía Ambiental y al Departamento Técnico Administrativo de Medio Ambiente de Barranquilla (Damab), sin que se conozca su pronunciamiento todavía.

       

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