Redacción periodística I
Con escombros, particulares rellenan los terrenos que quedan tras el deterioro de los cuerpos de agua. |
Los humedales que están entre
el barrio Las Flores y el corregimiento La Playa están siendo rellenados con
escombros, quitándole espacio al cuerpo de aguas, de esa manera se acelera un
proceso de desaparición de un área que debe ser protegida, lo que prende las alarmas de los pescadores,
ambientalistas y líderes comunitarios de
la zona.
La Ciénaga de Mallorquín fue
una extensa zona poblada de mangles, árboles que preservan una larga cadena de
conservación de especies animales, aves, lagartos, peces y otros anfibios que
se encuentran en peligro de extinción. La voracidad de algunos 'avivatos' se ha
convertido en un juego de apuestas que se apropian de los terrenos con el fin de generar pertenencia y dar inicio a un proceso jurídico de
apropiación por invasión, adueñándose de esa manera de lo que es reserva
natural de propiedad estatal.
Al transitar por la nueva
carretera que une a Barranquilla con Salgar, una especie de extensión de la vía
40 que bordea en un buen trecho la desembocadura del río Magdalena, se percibe el
descuido del parque natural, pues, es notorio observar cómo
crecen los desechos de las construcciones, llantas, plásticos en las orillas de
la reserva de agua. Es una situación, que
según denunciantes, va de mal en peor.
El año pasado –por el mes de
octubre-, la Asociación de Pescadores de la Ciénaga de Mallorquín, había manifestado
su preocupación con respecto a estos hechos, puesto que, con fines de lucro
económico, algunas personas se adueñan ilícitamente de la zona de mangles,
protegida por la convención internacional Ramsar, un convenio entre países para
impedir que estas zonas donde habitan especies protegidas, sean extinguidas.
Vallas que anuncian
la apropiación de los terrenos y restringen al acceso a los parques naturales |
Según
algunos ambientalistas, este es un acto de ilegal, puesto que los terrenos son
espacio público integrado a los parques naturales: “Mallorquín es un cuerpo de
agua que merece la atención de las autoridades ambientales. Más que hacer unas intervenciones puntuales que permitan
recuperarlo provisionalmente, debe generarse un plan de acción para que lo que
está sucediendo se corrija y lo que pueda suceder se evite”, subraya César
Lorduy, un abogado con bastante conocimiento de legislación sobre medio
ambiente.
Aunque se tuvo el cuidado de no repetir el desastre ecológico causado en el parque natural de la Isla de Salamanca, en la vía que conduce de Barrranquilla a Ciénaga, Magdalena, los ingenieros encargados de este proyecto vial no escaparon en su intervención de problemas que estaban anunciados: se cortó la oxigenación de los manglares que quedaron al otro lado de la vía, y la zona del cuerpo lacustre que está a la orilla contraria ha sido objeto de invasiones proramadas, mostrando un alto grado de deterioro. En su momento, la Asociación de Pescadores notificó la situación a la Dirección General Marítima (Dimar); a la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA); a la Policía Ambiental y al Departamento Técnico Administrativo de Medio Ambiente de Barranquilla (Damab), sin que se conozca su pronunciamiento todavía.
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